Los Terribles dos

los terribles dos

LOS TERRIBLES DOS

Dani ya entró en los 2 años de edad «Los terribles dos»,  y una de las frases más frecuentes en casa últimamente es ¡Mamá… yo sólo!

«Vamos a cambiarte el pañal.», «¡No! ¡Yo solo!»

«Vamos al segundo piso, (la casa tiene unas barandas algo particulares) ¿me das la mano?», «¡No! ¡Yo solo!»

«Vamos a abotonarte la camisa», «¡No! ¡Yo solo!»

«Chicos, hora del cambio de ropa!», Dani: «¡Yo también!», Yo: «Cielo, pero tu ya estás con ropa limpia.» Dani: «¡noooo! ¡Yo tambiénnnnn!» 

y así muchos ejemplos más.

Escuchar esto me recordó el nombre que popularmente se le da a esta etapa y del que definitivamente tenemos que hablar: Los Terribles Dos

 

Los terribles dos ¿Porqué ese nombre?

Si de pura casualidad estás pasando la etapa de «los terribles dos» o estás cerca de hacerlo, te cuento que esta es una de las etapas más características de la primera infancia donde se comienza a marcar más la independencia y el desarrollo de las habilidades que vienen con ella. 

Es una etapa donde la respuesta “NO” se vuelve recurrente, quieren hacer cosas por sí mismos y comienzan a probar aún más sus límites. Por eso también es frecuente escuchar “Yo solo, yo puedo, yo también” seguidamente, si por alguna razón no logran hacer lo que quieren (la mayoría de las veces porque alguien más se los impide) aparece “la frustración” que veremos por medio de llanto o lo que entendemos por berrinches.

La palabra «terrible» viene de la otra cara de la moneda que aparece: las emociones de la persona adulta que cuida. A veces no visibilizamos estas emociones y en realidad son muy importantes, porque marcan la reacción ante esa nueva respuesta del niño o niña. Para la persona adulta esta etapa se puede volver abrumadora. Y es que, si lo pensamos un poco, muchos de los procesos en los que ya teníamos práctica, van a cambiar.

Reacciones al proceso

Vas saliendo hacia el trabajo, estás alistando a tu hijo y algo que te iba a tomar 10 minutos, te comienza a tomar más tiempo. Tu hijo ya no quiere que le vistas o que le cambies el pañal, o que le laves los dientes. ¡Ya vas tarde!.

  • Primera reacción: es buscar cómo convencer a tu hijo de que se deje ayudar, pero se niega a aceptar tu ayuda y tu literalmente no sabes que hacer, además, no dejas de pensar que ya vas tarde.
  • Segunda reacción: tratar de forzar la situación, resultado: ¡¡¡Todo empeora!!!. Tu hijo empieza a protestar y acaba muy molesto contigo. Ambos terminan agotados y piensas: ¡Qué etapa tan difícil! Esto es “terrible”.

Tu hijo o hija está pasando por una etapa absolutamente natural y esencial para desarrollarse. El no permitirle probar su independencia y sus capacidades es como si cuando llegó a la etapa del gateo, no le hubieras dejado hacerlo. Y entonces, sin tocar piso y empezar a intentar caminar o gatear ¿Cómo habría fortalecido los músculos de sus piernas? 

Esta es una etapa maravillosa donde tu hijo se comienza a descubrir a sí mismo como un ser lleno de posibilidades. Imagina la emoción de sentirte capaz de hacer cosas por ti mismo, de intentar cosas nuevas que antes no habías probado, la emoción de poderle enseñar a mamá o a papá todo lo que ya puedes hacer y la tentación de intentar hacer cosas que los demás hacen para ver si tu también puedes. Ojo, los niños y niñas prueban sus límites (habilidades, posibilidades), NO intentan desafiarte.

A esta etapa deberíamos llamarla los maravillosos dos, etapa de auto descubrimiento, donde nosotros en vez de intentar cortarles las alas , debemos conectar, entender y ser cómplices respetuosos en el proceso.) 

Por eso no deberíamos hablar de los “terribles dos”, ya que este título desvalida, menosprecia y no es empático con el cúmulo de emociones que ellos están sintiendo. Además, el planteártelo en negativo también te predispone para vivirlo de la mejor manera.

Cambio de enfoque 

  • Acompaña con ternura y prepárate con amor para esta nueva etapa.
  • No dejes de lado tus propias emociones, respira profundamente y no pierdas el norte, tu hijo o hija no te está retando, está preparando sus alas, igual que la mariposa las necesita fuertes para poder volar. Procura recordarlo, esto va a cambiar tu perspectiva.
  • No siempre será posible permitir que hagan prueba de sus posibilidades, ya sea porque realmente es peligroso o por alguna otra razón de peso. La frustración que aparece es normal, ayúdale a nombrar la emoción y acompaña con amor, tolerancia y paciencia. 
  • Damos espacio para sentir y validamos lo que sienten en ese momento: “Sé que estás enojado ¿Quieres que Mamá te abrace o que se siente al lado tuyo?». 
  • Añade tiempo a tus horarios, cuando aprendemos una habilidad nueva no somos muy rápidos y necesitamos que la gente nos tenga paciencia (como cuando empezaste a manejar un auto); los hijos necesitan lo mismo, y a veces se traduce en levantarnos un poco más temprano para dejar que ellos intente vestirse por sí mismos. 
  • Establecer rutinas. A esta edad lo incierto les genera vulnerabilidad, con rutinas claras será más fácil para ti acompañarle

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