Embarazo en la adolescencia ¿Qué podemos hacer para prevenirlo?

embarazo en la adolescencia

El embarazo en la adolescencia es un tema complejo y del que podemos hablar largo y tendido. Es una situación que afecta a jóvenes de todo el mundo, sin importar la clase social, nivel educativo, ni el entorno familiar. Cuando hablamos de prevención, implica que debemos trabajar en diferentes áreas. Aquí les menciono algunas:

El embarazo en la adolescencia no es un problema sólo para las mujeres

El embarazo en la adolescencia es un tema que debe ser abarcado con hombres y mujeres por igual. Así que ya sea que tengas hijos o hijas, es importante que prestes atención.

La comunicación abierta y clara es indispensable para la prevención

Y no sólo en temas de sexualidad, sino que en todos los temas. Esto inicia desde el día uno o antes, desde que comienzas a hablarle, cantarle y conforme va creciendo y te va haciendo preguntas. Siempre debemos responder y siempre debemos ser honestos. Incluso si no sabemos la respuesta, decir “no sé, y me pondré contigo a encontrarla”. Según la edad, la información se suministra con palabras simples, concretas, de manera clara y con información verdadera. No mentimos. 

¿Cuándo empezamos a hablar de sexualidad? desde que comienzan a preguntar porque mamá tiene un busto más grande que papá o porque mamá no tiene pene. La clave aquí es siempre llamar las cosas por su nombre real (pene, vagina) y sólo contestamos lo que nos preguntan, porque es justo lo que están preparados para saber. Esto lo sabremos indagando un poco antes de responder.

Puedes hacer preguntas como ¿Dónde lo escuchaste? ¿De qué crees que se trata? Cuéntame un poco más a que te refieres. No damos más información de la necesaria según sus preguntas y edad.

Necesitas escuchar y no se vale juzgar

Cuando tus hijos preguntan por temas relacionados a la sexualidad, embarazo en la adolescencia, no traen ni malas intenciones ni malicia, simplemente están viviendo sus procesos de aprendizaje normales y están intentando entender sus cuerpos y su entorno. Si no estás disponible y abierto a responder, buscarán la información en otro sitio menos confiable.

El aprendizaje no se va a detener. Si te responden cosas que no te gusta escuchar, no te alteres. Si les regañas, juzgas o te atemorizas por lo que estás escuchando y reaccionas mal, es más difícil que se atrevan a hablar temas delicados contigo. 

Como mamá o papá tienes derecho a sentir temor o incertidumbre y es importante que trabajes esa área en ti para que, a pesar de tus propias emociones, tu hijo sienta que puede acceder a ti cuando te necesita.

No hay que parecer padres o madres perfectas, simplemente se trata de aceptar nuestras propias vulnerabilidades y ser honestos emocionalmente. Está bien si en algún momento debes decir: “mi amor, déjame ordenar mis ideas para responder tus preguntas, este es un tema un poco complicado y sé que necesitas saber y con gusto te voy a responder lo mejor que pueda”.

Procura un apego seguro

Cuando eres un padre o madre que cría de manera respetuosa, no niegas afecto, estás disponible para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales, has aprendido a escuchar y responder preguntas, es más fácil que tengas oportunidades para brindar a tus hijos mejores herramientas para enfrentar al mundo y sus propias decisiones.

Modela el amor sano

¿Cómo tratas tu cuerpo? ¿Cómo tratas a tu pareja? ¿Cómo te trata a ti? ¿Necesitas constantemente la aprobación de los demás o te logras guiar por tus principios y valores más allá de lo que digan los demás? Nuestros hijos aprenden mucho de lo que ven en nosotros.

Enseñar a poner límites

Escuchamos que nosotros debemos poner límites a nuestros hijos y eso está bien, pero se nos olvida que también debemos enseñarles a ellos a poner límites. Nos molesta cuando nos dicen que no están de acuerdo con nosotros o que no quieren hacer algo, sin darnos cuenta que decir no y tener la habilidad de negarse a hacer algo cuando los obligan es esencial en el mundo fuera de casa. Realmente es importante que cuando nuestros hijos crezcan se sientan empoderados para decir “no” si no quieren tener sexo, ni tengan miedo que la otra persona se enoje o que los va a dejar de querer si no acceden.

Amor propio

Implica entender que, en el amor sano, nadie me puede obligar a hacer algo que yo no quiera y que yo tampoco debo obligar a nadie. Entender que estoy en mi completo derecho a cuidarme y postergar tener relaciones sexuales y que si decidí libremente acceder, tengo el derecho a exigir mecanismos de protección.

Suele escucharse frases como “yo confío en él”, “sé que me va a cuidar”, dando por sentado que pueden consentir lo que su pareja les pida. Esto es lo mismo que no asumir la responsabilidad de mi cuerpo y dársela a otra persona. Enseñemos que “yo protejo mi cuerpo”, no es delegable, es personal.

Evite reproducir estereotipos y sexismos

Estamos viviendo en una sociedad con estereotipos y roles de género potenciados por anuncios publicitarios y modelos de lo que se supone es el comportamiento del hombre y la mujer y el trato que ambos hacen de sus cuerpos.

Evitemos reproducir mensajes como: los hijos son de la mujer, hay que mostrar el cuerpo para vender, la mujer siempre debe estar dispuesta, el hombre es hombre y siempre tendrá necesidades, debo verme bonita para él, debo ser deseada, hay que estar en forma para ser amado y atraer a los demás, si me cela es porque me quiere, si es indiferente conmigo es porque le gusto.

Algunas de están frases son también una forma de naturalizar la violencia.

No hipersexualicemos la infancia 

Aunque la sexualidad comienza desde el momento en que nacemos, esto es diferente a saltarse etapas, acortar la infancia y pretender que los niños crezcan antes de tiempo, asumiendo roles adultos que no les corresponden y que los exponen a iniciar una vida sexual a edad temprana.

Ya a través de los medios de comunicación se transmiten mensajes sobre la importancia de la apariencia y la seducción, por lo tanto procura conversar sobre las imágenes que están viendo, invítale a pensar por sí mismo por medio de preguntas.

No fomentes vestimentas y accesorios como tacones, maquillaje, posturas, bailes o ademanes inadecuados para su edad. Evita preguntas a edades muy tempranas como: “¿ya tiene novio?”, “¿cuántas novias tiene?”, “¿ya está rompiendo corazones?”, “Con ese cuerpazo ahorita tiene a los hombres derretidos ante usted”, “¿ya le pegó un beso?”.

Supervisión y prohibiciones

Por más maduros y buenos que veas a tus hijos, requieren supervisión. No necesariamente deben tener el criterio para no exponerse al peligro.

Esta es una habilidad que se va desarrollando con el tiempo y requiere de tu labor constante para enseñarles a generar un criterio propio. Justo por este motivo, las prohibiciones absolutistas no sirven.

Si le dices que no puede tener novio o novia, “solamente porque sí”, esto lo único que va a lograr es que se expongan a mayor peligro por tratar de hacer las cosas a escondidas, ya que el pensamiento va en una línea de “no puedo tener novio porque me castigan, pero si no se dan cuenta… no me van a castigar”, por lo que desarrollan estrategias para evitar el castigo, tal como las citas a escondidas y las mentiras.

Además, el acceso a internet, teléfonos celulares, televisores sin supervisión, los expone a recibir información inadecuada para su edad, muchas veces falsa, a tener conceptos equivocados sobre el comportamiento de una persona popular, y validar mitos sobre la forma en que se puede embarazar o no a una mujer, junto con una sensación mágica de “no va a pasar nada” o “no me va a pasar a mí”.

Hablemos de salud sexual y reproductiva

Cuando ya tengan la edad apropiada, estén mostrando interés o bien se vean expuestos a información en esta área, es momento de hablar transparentemente.

Eduquemos sobre métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual, salud del cuerpo, cambios hormonales, riesgos y asegurémonos de no olvidar eliminar mitos sobre cómo se puede o no quedar en estado de embarazo. El embarazo en la adolescencia muchas veces ocurre por la falta de información clara y verdadera al respecto.

Pensar en el futuro

Los planes son importantes, ayudarle a plantearse preguntas como: ¿Qué quieres lograr? ¿cómo te gustaría que sea tu vida? ¿Con qué fin quieres lograr eso? ¿cuáles son los pasos que necesitas para llegar ahí? ¿Qué ocupas evitar para lograrlo?

Son preguntas que le permitirán imaginarse un futuro, y repensar sus comportamientos para evitar un embarazo en la adolescencia y algunos otros desafíos. Esto no se plantea de la noche a la mañana, es un proceso constante.

Recordemos que el embarazo en la adolescencia tiene muchos factores vinculados, pueden involucrarse elementos como violencia, drogas y alcohol, ausencia de padres, conflictos familiares, situación socio económica, abusos, falta de educación sexual y otros.

A pesar de los posibles problemas, mantener una cercanía con tus hijos, escucharles, pedir o darles apoyo, supervisarles para alejarles del peligro y aplicar todo lo que hemos comentado, puede marcar una diferencia importante que impactará el resto de su vida

 

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